Un lugar para la reflexión, donde practicamos la fantasía de lanzar botellas al mar y pensar en voz alta.

miércoles, 27 de octubre de 2021

LA CASA REDONDA DE PALANTI EN PALERMO


 Eduardo Costa 3081, Esq. Av. Ortiz de Ocampo
Arq. Mario Palanti con Algier
1923
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Terminada la Primera Gran Guerra, en la que intervino como voluntario, el arquitecto italiano Mario Palanti regresa a La Argentina en 1919. Aquí construye el primero de los dos únicos edificios proyectados por él, en el barrio de Palermo. A pocos metros de la Av. Figueroa Alcorta, en una esquina privilegiada del borde de un sector del barrio proyectado por el Arq. Carlos Thays, se distingue esta vivienda unifamiliar construida cinco años antes que el Edificio Chrysler, que está en la esquina de enfrente, y el mismo año que su Palacio Barolo.
En lugar de copiar formas anteriores, se separa de la Academia y recrea modernismo tomando elementos del pasado clásico que los altera y experimenta hasta lograr nuevas formas.
Esta casa es un hito, plantado en la esquina del “Barrio Parque” para avisar sobre el principio y fin de un territorio. En verdad no es una casa redonda pero es tan fuerte el protagonismo formal de la torre que la organiza, que sólo recordamos la melodía sin prestarle atención al acompañamiento, que se subordina para exaltar a la verdadera protagonista de la esquina.
La torre de planta elíptica, que sobresale de la altura general del vecindario, funciona como eje vertical alrededor del cual gira, la techumbre de tejas que alcanza los once metros, con el vértigo que le imprime el ángulo cerrado de 30° que tiene la esquina. Para tomar esa curva, el edificio desmaterializa el muro con el propósito de exhibir la continuación de la torre por detrás de las galerías de las dos primeras plantas. El esfuerzo tectónico se expresa en la planta baja con pilares robustos y arcos de medio punto con una dovela central muy marcada. En el primer piso aparecen los balaustres rectos y columnas pareadas de diámetro menor, que sostienen un arquitrabe curvo, simulando no esforzarse por sostener una cubierta que vuela un metro sobre el el jardín del frente, pintando una sombra que marca un remate pensado para los dos primeros niveles.
La fachada se retira casi cinco metros de la línea oficial, al igual que sus vecinos, ampliando visualmente el espacio público. La piel es un revestimiento simil piedra que se abre parcialmente para exhibir paños del muro de mampostería, de ladrillos comunes con aparejo holandés, que corre por detrás.
La entrada por la ochava tiene el carácter ceremonial de un acceso al hogar-templo, siguiendo una bisectriz invisible. Abandonada la vereda y traspasada la verja perimetral, se participa de un generoso atrio semipúblico, desde el que arranca una escalinata de cuatro escalones de mármol blanco de Carrara que invita a penetrar suavemente a una galería curva, que oficia de nártex. Este espacio de transición semicubierto es sólo la antesala. Desde aquí debemos aún ascender otro escalón y atravesar una puerta de madera y cristales romboidales repartidos para encontrarnos en la base del volumen central que emerge como la torre organizadora del edificio que rodea un patio doméstico, escondido de la vida pública.
Por Eduardo Costa hay un acceso vehicular con una puerta peatonal de servicio. La línea oficial se materializa con un murete sobre el que se apoya una verja de hierro, a la que le han agregado unos listones de madera, entre los barrotes, para limitar las visuales al interior de la propiedad.

martes, 18 de mayo de 2021

DE EDIFICIO CHRYSLER A PALACIO ALCORTA


Avenida Figueroa Alcorta 3351
Arq. Mario Palanti 1928
Arqs. Manteola, Sánchez Gómez, Santos, Solsona, Salaberry 1994

El edificio original, fue proyectado en 1927 por el arquitecto italiano Mario Palanti para la Concesionaria “Resta”, que vendía automóviles Chrysler. Lo más interesante y curioso de aquel proyecto era que tenía una pista de pruebas de vehículos oval, debidamente peraltada, en su azotea, oculta a los peatones y que servía, al mismo tiempo, de cubierta. Esta idea tiene un antecedente en el edificio Lingotto de la fábrica Fiat en Turín (1923). El otro caso fue el de Imperia en Nessonvaux, cuya construcción coincidió en el tiempo con la nuestra (1928). Estas tres obras, construidas entre las dos guerras, fueron las únicas ejecutadas, en el mundo, con esa característica común y tan singular.
                En este proyecto tardío, previo a irse del País y volver a su tierra, Palanti renegó de sus ensayos eclécticos anteriores que lo caracterizaron dándole fama. Una fachada clásica, estudiada y ordenada fue la escenografía que utilizó para envolver todo el perímetro edificable de la manzana, conteniendo y escondiendo un edificio completo dedicado a la próspera industria automotriz. La producción del automovil empezó a exigir nuevas necesidades edilicias, proponiendo formas que el proyectista disimuló vergonzosamente por detrás de una apariencia que lució prestigiosa a los ojos del Buenos Aires de aquel entonces. El espacio funcional más característico y distintivo de la construcción, quedó lejos de las miradas desde la vía pública.
                Esta construcción industrial y comercial en su origen, que ocupa la totalidad de una manzana con forma de trapecio rectangular, devino, con el tiempo, en edificio de viviendas, con locales comerciales en la planta baja sobre la Av. Figueroa Alcorta. Albergó tambien otros usos, funcionando alternativamente como Registro Nacional de Armas, Museo del Automóvil y salón de exposiciones.
                 La ingeniosa transformación proyectada por el estudio MSGSSS, materializada en 1994, conservó el envase clásico cambiando el contenido. De la pista de pruebas sólo quedó una alusión a ella en la forma del techo que rodea un jardín central oval pero de diferente dimensión. La apertura de este espacio arrojó las viviendas a la periferia, agregando una fachada interior, que permite organizar el conjunto en dos bloques de viviendas. Las que se toman de la línea oficial del trapecio rectangular utilizando la fachada existente y las que conforman el anillo interior con la fachada que delimita el jardín central de 45 por 30. La transición entre los dos volúmenes lo hace un pasillo que absorbe las dos geometrías, con iluminación cenital que se acusa en la quinta fachada y sirve para acceder a las viviendas. En las esquinas se ubican las circulaciones verticales. La idea del partido se comprende fácilmente desde el aire.
                   La altura de cuatro niveles, le permite integrarse al barrio de ese lado de la avenida. El acceso vehicular al subsuelo, es por la calle San Martín de Tours y los peatonales son por las otras tres calles, en todos los casos por la mitad de la cuadra.
                    Los aventanamientos originales fueron retirados, dejando los vanos vacíos y al quedar los nuevos en segundo plano aumenta el contraste entre luces y sombras, adquiendo la fachada un efecto de mayor profundidad y dramatismo.
                    Un arquitrabe con una cornisa superior muy marcada, casi en la mitad de la altura, rodea todo el edificio sostenido por pilastras. Esta cornisa se interrumpe sobre cada uno de los cuatro accesos para dar lugar a un frontón con base partida que aloja en su tímpano la representación de una rueda que enmarca un óculo sobre un casco alado, flanqueada por sendos fascios.
                    Sobre el tercer nivel hay una cornisa menor con una sucesión contínua de ménsulas.
                    La fachada sobre la Av. Figueroa Alcorta se jerarquiza utilizando pilastras dóricas y sobre el frontón, como remate del portal de acceso, hay un cartel que dice Palacio Alcorta que otrora anunciaba Resta Hnos. Con pilastras pareadas planas a los costados que rematan en dos pares de "putti" en actitud de reposo. Como remate de este cuarto nivel se percibe la retícula de una pérgola que fue respetada y suaviza el encuentro con el cielo.

lunes, 12 de abril de 2021

INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO DE EDUCACIÓN INICIAL “SARA CHAMBERLAIN DE ECCLESTON” - LA MÁQUINA DE EDUCAR

Dorrego 3723

Arq. Adolfo Storni

1974

Sobre el boulevard de la Avenida Dorrego y compartiendo, con el Jardín de Infantes Mitre, una gran parcela verde, de 14.637 m2, surge, asomándose por detrás de los árboles, el Profesorado de Educación Inicial “Sara Chamberlain de Eccleston”, institución creada en 1939 en la antigua Quinta Unzué. Este edificio fue construido en 1974 por el Ministerio de Educación de la Nación, con la supervisión de la Dirección General de Arquitectura Escolar (DIGAE) para cumplir específicamente con la actividad que hoy continúa desarrollando.
Se trata de una arquitectura desprovista de ornamentos en la que nada es superfluo y nada se oculta o disimula, recurriendo a lo estrictamente utilitario. Cada elemento componente del edificio cumple su función y así lo expresa con contundencia y sin grandilocuencia. El discurso es tranquilo y de formas puras. La construcción se conforma por una caja de planta rectangular exenta, retirada seis metros de la línea oficial y con un acceso vidriado elevado unos cincuenta centímetros sobre el nivel de la vereda. La planta es el resultado de una rigurosa planificación, organizada dentro de una trama modular de 7,20 m por 7,20 m, que se manifiesta en todos los elementos componentes. Paradójicamente, esta aparente rigidez le da, al edificio, una gran libertad. La estructura sustentante, de hormigón armado, es abierta, favoreciendo la flexibilidad en el uso de los espacios y sus variaciones dimensionales. Esta concepción da permiso al edificio para acompañar, sin esfuerzos, los cambios pedagógicos que surgieran a través del tiempo, facilitando, también, los futuros posibles crecimientos.
Predominan, en el conjunto, las líneas horizontales, acentuadas por los vanos corridos que contienen a las carpinterías, con ventanas metálicas de proyección y banderola. Estos aventanamientos son muy adecuados para obtener una necesaria ventilación cruzada, el ingreso de la luz natural y la sensación, desde el interior, de formar parte del paisaje circundante. Esta experiencia de relación con el entorno no es sólo visual, dado que alumnos y profesores comparten el uso de los espacios exteriores.
Los muros, que son de simple cerramiento, muestran, en los espacios interiores, los elementos mampuestos que los componen, protegiéndose en el exterior con una piel de piezas cerámicas y en algunos casos con revoque. La estructura de hormigón armado, rítmicamente expresada, quedó a la vista en el interior, apoyándose en el solado de baldosas de escalla cerámica roja de 30 x 30, que se ocupan de dibujar, con trazos sutiles, la grilla sustentante de la modulación proyectual.
Desde el exterior es posible leer en todas sus fachadas la manifestación de su organización interior, confirmando el postulado de que la función hace al órgano.
La idea de partido en ambas plantas consiste en un pasillo organizador central, de cuatro metros de ancho, que recorre las plantas en coincidencia con su eje mayor y nutre a las aulas, distribuyéndolas entre la fachada noroccidental y el contrafrente que mira al sudeste.
Rodeado de una arboleda añosa que resguarda al terreno de los vientos predominantes, la construcción tiene una pisada rectangular de 55 metros, paralelos a la Avenida Dorrego, por 19 metros de ancho.

jueves, 10 de septiembre de 2020

EL TEMPLETE ¿UN PORTAL A OTRA DIMENSIÓN?

 


“…con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.”

J. L. Borges, Las ruinas circulares.

Parque Tres de Febrero
Circa 1917

Si bien los pequeños templos tienen raíces históricas muy antiguas y las construcciones circulares pertenecen a los orígenes de la arquitectura, su aparición, en los jardines del siglo XVIII, es una característica del paisajismo romántico inglés, oponiéndose a la rigidez francesa imperante con los Borbones. Aquí en BA hicimos como María Antonieta en los jardines del Petit Trianon.

Con siete metros de altura, en soledad y ubicado en una elevación del terreno para dominar el sector, jugando un papel protagónico, en la escena que se desarrolla en ese rincón de la Plaza Intendente Seeber. Su perímetro virtual deja ver un interior vacío en el que no hay deidad alguna, avisándonos, de esta manera, que su función es estrictamente decorativa. Si bien parece haber sido construido solamente para ser visto, su geometría sugerente invita irresistiblemente a atravesar el límite circular mágico que dibujan las columnas y una vez que nos dejamos conducir al interior, entonces, todo cambia. Miramos en derredor y el espacio nos atrapa sutilmente, haciéndonos creer que el círculo que pisamos es el centro de todo el contexto que nos rodea.
          Ocho columnas corintias delimitan el perímetro sobre una plataforma circular de siete metros de diámetro, elevada sobre el terreno por cuatro escalones de unos 10 cm de alzada y pedada generosa de 40cm. Sobre las hojas de acanto del capitel descansa un entablamento curvo con cornisa, sosteniendo un tambor que ostenta ocho mascarones de leones, en coincidencia con las columnas, para culminar en una bóveda rebajada que simula bloques en su cara inferior. El solado interior es de baldosas calcáreas cuadradas de quince centímetros de lado con cuidado diseño geométrico cuatricolor.
        Lamentablemente la falta de mantenimiento que hoy ostenta, le va a permitir alcanzar el aspecto de ruina clásica como las que mostraban los jardines del romanticismo, en los que la naturaleza invadía las construcciones creciendo entre los despojos de la cultura.

domingo, 2 de agosto de 2020

EL PLANETARIO, UN MISTERIOSO PROYECTO EXTRATERRESTRE

Av. Sarmiento y Belisario Roldán

Arq.  Enrique Jan

1966

El 20 de junio de 1867 sonó el silbato, en la sede del Buenos Aires Cricket Club, dando asi por iniciado el primer partido de fútbol (“Association Football” en aquellos tiempos) que se jugaba en la Argentina. Curiosamente, en ese mismo predio, cien años después (13 de junio de 1967) comenzaba la primera función del primer planetario construido en el país, sin saberse que la noche del 26 de abril de 1997 vendría Ray Bradbury allí a cenar.

En la Plaza Benjamín Apthorp Gould, allí donde confluyen la Avenida General Sarmiento (ex De las Palmeras) y Belisario Roldán, dentro del Parque Tres de Febrero, en el barrio de Palermo, se construyó el Planetario Galileo Galilei, con la finalidad de promulgar la divulgación de la ciencia astronómica a través de espectáculos didácticos.

Su lectura tiene distintos niveles de comprensión, como sucede con toda obra bien lograda. Es una construcción compleja, muy elaborada, con un gran poder de síntesis, capaz de activar la fantasía y con una relación muy contrastante con el entorno. Cualquiera que se plante ante ella no necesita un cartel que le explique de qué se trata. La forma incluye el texto y el mensaje es claro. Se entiende que lo que allí adentro sucede no tiene que ver con la tierra sino con el cielo. Nos hace creer, además, que no hay esfuerzos ni anclajes. Simula que está de paso, descansando momentáneamente, apoyada con levedad antes de continuar el viaje. La estructura sustentante visible es un casquete esférico triangular de hormigón armado martelinado, cuyas tres patas simulan menor espesor gracias a un artilugio con el que se manejó el encofrado. Para reforzar esa idea, el terreno se hunde por debajo y contiene un espejo de agua hexagonal de 47m de diámetro.

El edificio consta de cinco niveles, con cinco escaleras perimetrales y una central helicoidal, que se eleva, en sentido antihorario, rodeando un ascensor hidráulico, que circula dentro de un cilindro de cristal. El nivel superior contiene la sala de proyecciones, espacio que le da sentido al edificio y se conforma como una sala circular de 20 metros de diámetro, cubierta por una cúpula semiesférica que se expresa en el exterior sin ocultar su función, con otra cúpula separada de la anterior, creando un espacio técnico. La cúpula interior es de placas perforadas de aluminio pintado de blanco y sirve de pantalla. La exterior, con tambor disimulado, es una lámina de hormigón armado de 23 m de diámetro y 8cm de espesor, revestida con placas premoldeadas, que se exhiben como una grilla enrejadas superficial.

En el mismo nivel, sobresale un anillo perimetral, totalmente vidriado al exterior, que funciona como pasillo distribuidor, permitiendo acceder a la sala de proyecciones atravesando seis puertas equidistantes.

La única entrada es a través de un puente que hace las veces de introito al viaje que iniciará el visitante que deja atrás lo conocido. El primer piso es un área de exposición de planta triangular.

Hay dos subsuelos que contienen una biblioteca especializada, oficinas administrativas, sanitarios, un depósito, la sala de máquinas y el departamento de producción audiovisual.

Se utilizó para el proyecto una trama modular triangular de 60cm de lado que sirvió para ordenar todas las partes del edificio.

Con gran libertad expresiva, el enigmático Arq. Enrique Jan proyectó un edificio único, sin antecedentes en el país, casi al mismo tiempo en que el Arq. Eero Sarinen terminaba la terminal aérea TWA en Nueva York. El enigma radica en que lo único que se sabe de este profesional es que trabajaba en la Municipalidad de Buenos Aires y no se le conoce ninguna otra obra.


jueves, 23 de julio de 2020

EL TAMBITO: BUENA LECHE Y MEJOR TANGO EN LOS BOSQUES DE PALERMO


Av. Berro y Av. Sarmiento (Alt. Av. Figueroa Alcorta 3860) Parque tres de febrero
1874
En los Bosques de Palermo, dentro de la Plaza Sicilia y a orillas del lago Victoria Ocampo, hay un ex reducto tanguero conocido como El Tambito, que permanece impúdicamente abandonado desde 2005, cual condenado que espera su lento final en exhibición pública. Paradójicamente se encuentra dentro de un área de protección histórica.
Se puede suponer que fue construido a partir del proyecto que hizo el Ing. Wysocki en 1874 a instancias del presidente Sarmiento, para el Parque 3 de febrero inaugurado en 1875. Existe un convenio (1877) de arrendamiento del Sr. Vicente Casares con la Comisión del Parque 3 de Febrero, en el que se menciona su existencia como kiosco, dentro de un terreno de 40 varas de frente al este sobre la avenida de las Palmeras (Av. Sarmiento) y 40 varas de fondo sobre el camino de los Carruajes (Av. Berro), para el expendio de leche al pie de la vaca. Sin abandonar esta actividad diurna, por la noche fue refugio de tangueros trasnochados, lugar de duelos y trifulcas, y escenario para lucimiento de orquestas y cantantes de la entonces ascendente música ciudadana. A fines del XIX y comienzos del XX, intérpretes, orquestas y parroquianos recorrían el circuito que pasaba por El Tambito, lo de Hansen ubicado frente al Planetario y por El Velódromo, detrás de aquél.
Se trata de una construcción ejecutada sobre una plataforma, de mampostería revocada y con solado de mosaicos graníticos, que la separa unos 120 cm del terreno natural, indudablemente por razones funcionales, dado que se encuentra en una zona de prevención de riesgo hídrico.
El acceso principal fue previsto desde el bosque, con orientación SO, por la fachada que mira al lago, opuesta al ex Camino de los Carruajes, consiguiendo mayor intimidad.
Una escalinata de unos tres metros de ancho, de mármol blanco de Carrara, invita a subir ocho escalones para alcanzar el nivel de la galería que abraza parcialmente al edificio. Este espacio semicubierto precede al vestíbulo interior, al que se accede atravesando una gran carpintería de madera y vidrio incluida en un vano con un arco de medio punto. Este vestíbulo, que hace las veces de nártex, es un espacio de transición que anuncia procesionalmente la llegada al ámbito central, de base octogonal, de unos ocho metros de diámetro y con doble altura, al que abren todos los espacios subsidiarios que lo rodean, cual capillas absidiales.
Los muros son de ladrillos comunes con aparejo belga, revestidos en el exterior con un revoque simil piedra simulando sillares trabados. Los paramentos interiores tienen un revoque a la cal. Todas las carpinterías son de madera, lo mismo que las barandas de la galería y la compleja estructura de la cubierta con tejas marsellesas.
En el exterior Victoriano es muy llamativo el movimiento de sus techos a varias aguas, con una aguja de remate y cuidados elementos decorativos en los bordes, igual que en las columnas y vigas de madera.
Hay aberturas lobuladas, para la entrada de luz superior, en cada una de las caras del prisma central, que hace las veces de crucero en una planta de cruz griega.

viernes, 26 de junio de 2020

LA CASONA DEL SR. THAYS Y FAMILIA



Av. Santa Fe 3951
Jordán Czeslaw Wysocki
1881

El Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires fue inaugurado el 7 de septiembre de 1898. Entre sus atractivos se encuentra el invernáculo de treinta y cinco metros de largo por ocho de ancho, estilo art Nouveau, comprado a Francia y premiado en la Exposición Internacional de París de 1889. También goza de importancia la columna meteorológica donada por la comunidad austro-húngara con motivo del centenario de la Revolución de Mayo. Cuenta, además, con importantes obras escultóricas dentro de sus casi ocho hectáreas, que colaboran a crear este lugar apacible y placentero, increíblemente diseñado por el arquitecto y paisajista Carlos Thays, que vivió aquí con su familia, desde 1892 hasta 1898, como director de la Institución.
La casa que habitó es la que había sido proyectada, a pedido del presidente Sarmiento, por el Ingeniero militar de origen polaco nacionalizado argentino, Jordán Wysocki, durante el año 1881, para ser sede del Departamento Nacional de Agricultura. Fue restaurada en el año 2007, para que continuara funcionando allí, hasta hoy, la administración del Jardín Botánico, respetando el diseño original.
El edificio proyectado con sótano, planta baja y planta alta se inscribe dentro de una planta rectangular de diecinueve metros y medio por once metros y medio, con cuatro torres octogonales en sus ángulos. En una de ellas (la septentrional) se aloja una escalera helicoidal que, girando en sentido antihorario, va uniendo los diferentes niveles. Las dos torres del SO (fachada de la Av. Santa Fe) culminaban en sendas cúpulas, probablemente metálicas con aguja superior, según exhibe el plano original.
En la planta baja había seis amplias salas y en el piso alto, cuatro habitaciones comunicadas entre sí.
Salvo dos muros divisores interiores de treinta, el resto de la mampostería de ladrillos es portante, con cuarenta y cinco centímetros de espesor en la PB y treinta en la PA, permitiendo luces de apoyo, para el entrepiso, que no superan los cinco metros. La altura total del edificio es de doce metros con cincuenta centímetros.
La envolvente contínua, prolijamente ejecutada con un aparejo belga de ladrillos rojos con junta enrasada blanca, se desenvuelve en todo el perímetro creando relieves variados como cornisas, guardapolvos, óculos ciegos, barandas y hornacinas, sin cambiar de material en ningún caso.
Las aberturas contienen carpinterías de madera pintada y vidrio repartido, con dos hojas de abrir, en su mayoría con arco rebajado y algunas adinteladas.
Es posible suponer que la imagen que nos muestra este edificio sea el resultado de la formación castrense de Jordán Wysocki, sumada a su vasta experiencia en la construcción de infraestructura para los ferrocarriles.

martes, 16 de junio de 2020

EL MENSAJE SECRETO QUE ARTURO PRINS DEJÓ EN BERUTI 3837



Beruti 3837
Arq./Ing. Arturo Prins
1925

La verja del Jardín Botánico interrumpe la calle Beruti, con amable complicidad, para detener al viandante distraído que no hubiera escuchado el canto de esta magnífica casa de renta que, a escasos setenta metros de ella, juega un papel protagónico, destacándose del contexto con distinguida presencia.
Vale aquí parafrasear a Paul Valery cuando dice “hay edificios mudos, otros que hablan y unos, los más raros, que cantan”.
La puerta de entrada es de hierro con dos hojas de vidrio transparente y hierro cual encaje sugerente, invitando a espiar y penetrar. Por detrás de ella arranca un largo pasillo que conduce a los diez departamentos de vivienda de la planta baja y a las escaleras que por la izquierda conducen a los otros diez de la planta alta. En el recorrido se suceden escalones, puertas acristaladas de madera y patios a diestra y siniestra que permiten la iluminación y ventilación de cada uno de los departamentos. Todo esto dentro de un terreno, casi trapecial, que tiene cerca de veintiséis metros de ancho y una profundidad que supera los cincuenta metros.
Una fachada, con clara influencia del Barroco Eduardiano, sin caprichos, sino con una simetría rigurosa y una diferenciación expresiva de cada nivel, que anuncia la organización funcional interior.
La planta baja se apoya en un zócalo de piedra sedimentaria. Por encima balaustradas que coinciden con los balcones enrasados, almohadillados en todo el ancho, vanos con arcos de medio punto para todas las aberturas.
En la planta alta se desvanece el revoque para mostrar la verdad desnuda del muro de ladrillos de treinta, con junta tomada y aparejo holandés. Los balcones vuelan levemente, con modillones inferiores con volutas decididamente barrocas y barandas de hierro. Los vanos son adintelados con frontis alternadamente rectos y curvos.
Las puertas-ventana son de dos hojas de abrir de madera, pintadas de blanco, con cristales repartidos, banderolas y persianas metálicas.
La transición entre los almohadillados y la mampostería se resuelve con una ondulante sucesión de motivos vegetales dominados por mascarones con la cara de Heracles (Hércules), mirando hacia su izquierda, hasta siete veces, por debajo de los balcones y cubriendo parcialmente la dovela principal de los arcos de la planta baja. Es muy curiosa la elección de esta figura mítica, lo mismo que su actitud. ¿Qué habrá querido transmitirnos este proyectista uruguayo nacionalizado argentino? Porque todo lo que un arquitecto quiere decir lo escribe en sus obras, sólo hay que saber descifrarlas
El remate de la fachada se materializa con una cornisa contínua, que parece mantener levantado el telón para que sigamos disfrutando del espectáculo.

viernes, 12 de junio de 2020

DESDE EL CIELO, NUESTRA SEÑORA DE LORETO, PATRONA DE LA AVIACIÓN.



Av. Coronel Díaz 2222 Esq. Juncal
Arq. Oscar Benito Burelli
1993

A partir de los cambios litúrgicos establecidos por el Concilio Vaticano II (1962/1965) el espacio eclesiástico comenzó a pensarse de otra manera. La reunión de los fieles alrededor del altar alteró la organización tradicional del templo, observada durante siglos. Además, la planta cruciforme con el ábside mirando hacia oriente ya no era posible, hacía tiempo, dentro de la trama urbana y la tecnología permitió adaptarse a las nuevas necesidades funcionales.
Ésta es una de las últimas iglesias construidas como sede parroquial en la ciudad de Buenos Aires. Se ubica en un predio casi rectangular de 4.170 m2 que fue cedido, para esa finalidad, por la entonces municipalidad de la Ciudad, en la esquina meridional del predio que ocupaba la antigua cárcel y que hoy es la Plaza Las Heras, de casi 12 has.
El conjunto consta de varios edificios exentos, ordenados por una trama ortogonal dictada por los dos límites parcelarios posteriores. Entre ellos el templo sobresale por su ubicación central, por su elevación sobre el nivel de la vereda y, sobre todo, por una llamativa cubierta, de hormigón armado, de gran vigor expresivo. Todas las partes se perciben como un conjunto gracias tener un mismo lenguaje constructivo que se asemeja al de la escuela lindera, separada por un pasaje peatonal que terminó siendo el único acceso a la plaza desde Juncal: Ladrillo a la vista con junta enrasada y estructura de hormigón armado parcialmente mostrada.
La planta del templo se organiza dentro de un cuadrado de 28 metros de lado que, al faltarle un vértice, permite acceder desde la esquina. Un cuadrado igual, girado 45° y superpuesto al anterior, genera las sacristías, una capilla y la santería.
Las veredas de ambas calles se funden en un atrio que avanza hasta encontrar cinco escalones que elevan la terraza de acceso que precede al nártex. Una vez en el interior se vuelve a bajar. La diagonal del cuadrado generador, que une el acceso con el altar, hace las veces de eje de simetría que organiza la cubierta radial con vigas como nervios que convergen y van subiendo sobre el altar, para acentuar el dramatismo hacia el lugar de mayor importancia. Este efecto que se vive en el interior, también se expresa en el exterior.
El espacio interno es austero y con entradas de luz controladas. Los bancos de madera se organizan de acuerdo a la geometría de la planta. El altar se eleva sobre una tarima cuatro escalones por encima de un solado general sin pendiente.
En el amplio atrio, que se confunde con la vereda, se eleva, por encima de todo, una torre solitaria de hormigón visto, con cuatro patas que sostienen un volumen con una cruz calada en cada una de las cuatro caras y dos campanas al tope.


viernes, 5 de junio de 2020

LIBERTADOR Y LAFINUR O CÓMO DOBLAR LA ESQUINA


Av. Del Libertador 3080 esq. Lafinur
Sánchez, Lagos, de la Torre
1937

Ya habían terminado el Kavanagh y ya habían abandonado el pintoresquismo de su primera época, para incursionar de lleno en el movimiento moderno, manifestándose con vigor en esta esquina, con una inocultable influencia del expresionismo alemán. Los rehundidos de las terrazas, con su sombra, favorecen el avance a un primer plano de las cintas curvadas que le dan al conjunto una fuerza expresiva que los edificios circundantes sólo pueden acompañar. Los llenos y los vacíos de igual altura, refuerzan la dirección horizontal de las cintas que, con un hábil y amable giro de baile, señalan el encuentro entre las dos calles y expresan la manera en que el volumen edilicio rodea y conforma el patio interior. La gruesa línea contínua de los balcones se continúa como gruesa línea punteada gracias a la sucesión de las ventanas. El edificio, con vocación normativa, se plantó en esa esquina indicando cómo debería seguirse construyendo la manzana y sin embargo se quedó solo, anunciando los nuevos postulados: Planta baja libre con pilotes (los dos locales comerciales son un agregado posterior), cubierta horizontal, fachada independiente de la estructura, aventanamientos corridos, revoques blancos y lisos sin ornamentos.
Fue construido como edificio multifamiliar de viviendas para la renta. La planta baja era ocupada solamente por un hall de entrada vidriado conectado con el jardín interior, que permite acceder a los dos ascensores principales y a la escalera y el ascensor de servicio. Además, tiene cinco pisos iguales y dos subsuelos con cocheras y sala de máquinas con aire acondicionado central frío/calor. La planta tipo en forma de “L” y de unos 500 m2 totales, tiene dos departamentos, uno de 240 m2 y el otro de 180 m2 aproximadamente, con palier privado cada uno. La mayoría de los ambientes principales están ubicados sobre el perímetro exterior y los de servicio hacia el patio interior, permitiendo la ventilación cruzada.
Aprovechando su orientación hacia el norte y su ubicación frente al parque, con el objeto de atrapar el paisaje aumentando el asoleamiento y las vistas a los bosques de Palermo, los proyectistas redujeron la altura de los antepechos de las ventanas y las barandas de los balcones unificándolos en 68 cm, suplementándola con una barandilla náutica de tubo pintado para lograr la altura de 96 cm necesaria, como sutil dibujo que acompaña la forma de la fachada.
En síntesis, un edificio con todas las comodidades y los adelantos técnicos que proponía la vida moderna y con la austeridad formal característica del racionalismo que venía imponiéndose.