Un lugar para la reflexión, donde practicamos la fantasía de lanzar botellas al mar y pensar en voz alta.

lunes, 25 de octubre de 2010

¿CÓMO LEER UN EDIFICIO?. LA OTRA MIRADA

“...el género humano no ha pensado nada importante sin escribirlo en la piedra.” (Víctor Hugo).

Todo está escrito, solo hay que saber descifrarlo.
 “Lo esencial es invisible a los ojos”.
“Mirada difusa” para percibir lo que no es obvio, detectar el lapsus, el error, la corrección, lo que parece anecdótico e irrelevante, la letra chica, lo que falta, lo no dicho.
Entrenarse desarrollando esta capacidad de ver a través. Es necesario aflojarse, entornar los ojos, ajustar el zoom, captar los detalles.
Apelar a la teoría de la forma: Buscar otras estructuras de organización diferentes a lo primero que se percibe, recurrir al pensamiento lateral, estar atento a lo que se desliza, el “back stage”, sabiendo que hay soldados dentro del caballo que son los que le dan el verdadero sentido a lo que los atenienses tomaron como regalo. (Fatal error de lectura). La magia del ilusionismo, la distracción en el chiste, el canto del tero. El universo está plagado de ejemplos.
Indagar en lo que se oculta para que aparezca, mirar detrás de escena, leer lo que está escrito de otra manera.
Rodear el edificio, encontrar la calle lateral, entrar por la puerta de atrás, revolver el tacho de basura. Descubrir lo que está detrás del escenario, aquello que no fue preparado para mostrar al público.
Aquello que nos señala el inconsciente y que el observador racional desecha.
Empezar a prestar atención a aquellas señales de alarma que no entendíamos.
No solo es importante el café sino también la borra que queda en el fondo. Encontrar la coincidencia o la contradicción entre las palabras y los actos, entre lo que se dice y lo que se hace. No solo escuchar lo que nuestro interlocutor dice sino cómo lo dice y qué gestos realiza mientras habla. Si alguien les dice que deben doblar a la izquierda señalando a la derecha, ¿cuál es el verdadero camino?  
“…los reconocerán por sus acciones” (Mt. 7.20)
La idea es detectar el verdadero discurso, el que se esconde al observador común.
El “brain storming” ayuda como ejercicio para que afloren las observaciones reprimidas y superar los estereotipos.
El análisis académico recorre la superficie sin poder penetrar en las verdaderas intenciones. Lo que miramos ¿es la cara o es una máscara?. El ojo entrenado atraviesa lo superficial, detecta la cosmética. “Yo os quiero confesar Don Juan primero que aquel blanco y carmín de Doña Elvira no tiene de ella mas si bien se mira que el haberle costado su dinero”. El primero es autopsia, el otro descubre lo vital.
Síntomas y enfermedad
Toda sociedad se expresa y deja sus mensajes en sus edificios. Cómo los transforma, amplía y mantiene. ¿A qué edificios le doy mayor importancia? Adonde invierto.
Si hay algo para leer es porque hay un texto.
Ejercitarse observando todo con el radar funcionando, con atención para detectar lo invisible a los ojos acostumbrados a lo cosmético. Permitirse asociaciones libres sin temor al ridículo, volar en soledad, dejar fluir la riqueza del inconsciente, porque ahí están guardadas las respuestas. Todo lo que queríamos sacarnos de encima solo desapareció de la vista pero nos acompaña siempre y está listo esperando atemperemos las represiones para ir aflorando con cautela luego del esfuerzo que hicimos para ocultarlo negando su existencia.
No hay un solo significado. No hay un diccionario para la lectura del texto de un edificio. Una pared protege, divide, une, oculta, contiene, permite, prohíbe, miente, organiza, sostiene, favorece, sugiere, invita, recuerda, evoca, indigna, evita, conduce, ayuda, dignifica, marca, refleja, grita, confunde, irrita, subordina, enloquece o tranquiliza.
He visto a alguien persignarse ante la ex Facultad de derecho.
Si viéramos que la fachada del templo es solo una pantalla que simula, como en los estudios de cine, un edificio diferente, no entraríamos para escuchar la verdad enunciada.
¿Cuál es el sentido de una escuela construida bajo las tribunas de un estadio? La ubicación relativa habla, sin duda, de subordinación y dominio. ¿Era eso lo que se quería transmitir? No, pero es lo que en realidad se hace. Es el verdadero discurso que se escapa y se recibe penetrando en lo más profundo sin digestión alguna.
Si hay un cómo leer es que hubo un cómo escribir
Después de todo, con las mismas letras del alfabeto se puede construir, indistintamente, el Quijote o una circular administrativa.

domingo, 24 de octubre de 2010

CUANDO EL EDIFICIO ESCOLAR AGREDE

...¿quién soportaría los ultrajes y desdenes del mundo,
 la tiranía del opresor, las afrentas del soberbio,
...las dilaciones de la justicia, las insolencias del poder y
las humillaciones que al mérito imponen los hombres indignos,...”
 (Hamlet. escena IV).

Cuanto menor es la edad de los niños menos se ha perdido la capacidad de percibir y de ser permeables a los mensajes actuados o aparentemente escondidos en el edificio escolar. Son los adultos los que a través del tiempo, por haber desarrollado casi exclusivamente el lenguaje oral y escrito,  perdieron la capacidad de leer lo expresado de otra manera. Todo está dicho en el edificio, solo hay que saber descifrarlo. “...el género humano no ha pensado nada importante sin escribirlo en la piedra.” (Víctor Hugo).
La imposibilidad o incapacidad de los educandos de expresarse con palabras hace que lo hagan de la manera más primitiva, por ser anterior al lenguaje, y que mejor conocen, actuando.
Los alumnos entienden fácilmente, sin necesidad de explicación alguna, dada su experiencia y entrenamiento, que la comunidad de sus mayores, los encargados y responsables de incorporarlos a la cultura, se expresen a través de un objeto aparentemente inanimado como el edificio escolar. sin duda estos mensajes generan una reacción. Esta reacción es la respuesta, que puede ser coincidente o no con la propuesta pedagógica y en este segundo caso, puede ser con sumisión o rebeldía. El edificio escolar hace, entonces, en esta función de recepción y emisión de mensajes, de portador de violencia.

 

Detalles constructivos o el edificio agresor

Los edificios tienen la obligación ética, por parte del proyectista, de ser “bien educados” y amables con los usuarios.
A partir de esta diferente manera de mirar el edificio, podemos encontrar algunos que están plagados de detalles constructivos hirientes para la sensibilidad estética y aún física de los usuarios, que parecen haber sido seleccionados en un catálogo de armas de combate. ¿Qué otra nominación puede recibir el balancín o manija de la puerta que corta un brazo que hay que coser o un ojo que se pierde, según la altura del niño? ¿La ventana con hoja batiente hacia el pasillo o el patio; el escaloncito del pasillo que además de estar donde no debe, no está señalado y es pequeño, lo que lo hace más peligroso que si fuera más alto; la escalera sin baranda o las barandas con barras horizontales que invitan a subir por ellas, los escalones de diferente altura en el mismo tramo; los pisos y paredes excesivamente rugosos; las estufas y caños calientes sin protección o calefactores que largan los gases de combustión al ambiente y consumen el oxígeno del aula sumado a la escasa o nula ventilación? A esta veloz enumeración de detalles, que al nombrarlos dejan de ser invisibles, le podrían seguir otros como el bajo nivel de iluminación o el exceso de ésta con brillos deslumbrantes sobre el plano de trabajo o una distribución no uniforme generando zonas de sombra. Este contraste obliga al constante acomodamiento de la pupila que deviene en el cansancio visual generador de dolor de cabeza. La falta de aislación acústica en un aula que da a una avenida, permite el ingreso del ruido exterior provocando distracción y descenso en el rendimiento escolar. La falta de materiales absorbentes de sonido que eviten la reverberancia del ruido emitido 500 alumnos en un comedor de piso de mosaico granítico, paredes revocadas, cielorrasos de hormigón. Como los niños no se escuchan levantan la voz. Cuando la maestra necesita decirles algo y no la escuchan usa el micrófono y los alumnos gritan más. A las voces se agregan los movimientos de las mesas y sillas de patas metálicas sin regatones. A esta altura el volumen del sonido arrojado más el reflejado ha superado lo 90 decibeles. La exposición a este nivel de ruido es insalubre produciendo pérdida de la audición en forma irreversible. Se ha estudiado la influencia de los colores en el ánimo, pudiendo favorecer actitudes que ayudan a cada actividad pedagógica, sin embargo los colores que solemos ver son el “beige” o el gris. Si a la incompleta lista posible de horrores constructivos se suma  un inadecuado mantenimiento los usuarios deberían recibir un premio de supervivencia.



CURRICULUM OCULTO


“Nosotros le damos forma a los edificios
 y luego estos nos forman a nosotros.”
 Winston Churchill

La acepción oficial, dentro del ámbito educativo, es que el curriculum es el conjunto de conocimientos organizados en materias que el alumno deberá promover dentro de un ciclo nivel o modalidad de enseñanza. Se presenta como un programa de contenidos y actividades planificadas y orientadas metodológicamente. Puede pensarse como un diseño a partir de un conjunto de decisiones que se toman para que una institución cumpla con su misión. Quiere decir que esta concepción implica un propósito de política educativa, algo que va más allá de los contenidos, estrategias, procedimientos, fundamentos, etc. que componen cada espacio de la formación, ya sea de grado o posgrado. Algunos especialistas hablan de curriculum oculto para referirse a lo que las instituciones hacen pero no dicen o a lo que los docentes no cuentan que hacen.
El entorno escolar jamás es neutro. El edificio escolar influye en la conducta de los usuarios de diversas maneras. Esto sucede independientemente de la conciencia que tengan de ello alumnos y maestros. El edificio responde a las propuestas educativas de la época. Cada época utilizó las escuelas para la transformación (dar forma) de una sociedad en pleno cambio o para afianzar lo que se desea conservar. Sus edificios expresan con toda claridad su pensamiento. Las fachadas son escenografías publicitarias, estructuras sustentantes de ideologías. La organización interior y la conformación de todos sus espacios completan el mensaje. El concepto del espacio escolar se fue modificando a través del tiempo, siempre dando respuesta a las necesidades pedagógicas de una determinada comunidad, en cada momento histórico. Este acompañamiento es el soporte de una metodología educativa. La caja (edificio) responde al contenido (lo que se enseña). La gramática de este curriculum oculto es muy especial y responde al lenguaje del arquitecto En la arquitectura la gramática es diferente a la oral y escrita. Las palabras son reemplazadas por las líneas, los puntos, los planos, los volúmenes, los colores, las texturas, las luces, los brillos, las sombras, las temperaturas, los sonidos, los silencios, los olores. La sintaxis (el orden en el texto) está dado por las proporciones, las subordinaciones, las formas, los ángulos, las evocaciones, las alegorías, los remates, los ritmos, las concordancias, las ausencias, los límites, los espacios abiertos o cerrados, la técnica. El edificio terminado es un discurso cuyo lenguaje puede ser claro, confuso, contradictorio, susurrado, gritado o cantado, de acuerdo al uso de la gramática que tenga el proyectista, a su riqueza de vocabulario, capacidad creadora y entrenamiento.
Sabiendo cuál es el lenguaje del edificio escolar, corresponde analizar ahora la manera en que se relaciona éste con el usuario, la pareja educativa (educador y educando). De qué manera le sugiere, impone, ordena, estimula, acompaña, respeta o agrede. (Estoy hablando de un edificio que cumple con la misión de transmitir cultura). Pero haga lo que haga el usuario, el edificio de todas maneras lo transforma. ¿Lo transforma, al alumno, igual que el discurso del maestro?. No, de distinta manera e intensidad. En este sentido el edificio escolar tiene algunas ventajas sobre el maestro. Los argumentos más fuertes son los representados con la gramática arquitectónica ya descripta. Estos son absorbidos por el usuario sin interponerle barreras. Se debe recordar que al apelar la arquitectura a un lenguaje más antiguo que la escritura, recurre a elementos más sutiles, primitivos y contundentes de percepción. No puede haber análisis y crítica, por parte del usuario, porque las represiones están distraídas con los discursos conscientes e intelectuales, dejándose penetrar, entonces, por los inconscientes. El edificio parece una caja neutra e inocente y entonces pocos pueden reparar en la “peligrosidad” del “caballo de Troya” que cumple con su escondido propósito durante el descanso de la conciencia. Desconociendo la existencia de este mensaje y no pudiéndolo descifrar y hacerlo consciente, es imposible utilizarlo, modificarlo u oponerse y entonces la penetración es inevitable. El espacio escolar que aparentemente solo parecía ofrecer un escenario aséptico e inocuo para la labor docente, desencadena consecuencias que no estaban previstas y entonces interviene activamente, además del curriculum explícito, esto que se viene a llamar el curriculum oculto.