“La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar
la seriedad con que jugaba cuando era niño."
Friedrich Nietzsche
(1844-1900)
En cada lugar nos
pasan cosas distintas.
A la tumultuosa San
Pablo le siguió la progresista Rosario. Descansamos en el oasis de Esperanza
para podernos disfrazar en el carnaval de Miramar, permitiéndonos hacer un alto
en Mar del Sur y recordar.
Cerramos los ojos y
volvieron aquellos buenos momentos, arrastrados por el golpe de las olas bajo
el acantilado.
El viejo y misterioso
hotel siempre erguido en medio de la nada, como aquel otro en ruinas de Villa
Ventana.
Sobre la playa, pero
con otra actitud, apareció una obra de Clorindo. No necesitaba carteles para
decirnos que era de él. La geometría perfecta del que transpira proporciones y
crea su propio contexto. Se planta rotundo, sorprende generando tensiones y propone
formas a veces inexplicables. No nos quiere revelar todo, nos deja descubrir.
Juega con la plástica. Si juega, este señor mayor que encontró la manera y lo
siguió haciendo con la misma seriedad con que lo hacía cuando era niño.
Jugar, esa es la
clave.