Un lugar para la reflexión, donde practicamos la fantasía de lanzar botellas al mar y pensar en voz alta.

miércoles, 27 de octubre de 2021

LA CASA REDONDA DE PALANTI EN PALERMO


 Eduardo Costa 3081, Esq. Av. Ortiz de Ocampo
Arq. Mario Palanti con Algier
1923
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Terminada la Primera Gran Guerra, en la que intervino como voluntario, el arquitecto italiano Mario Palanti regresa a La Argentina en 1919. Aquí construye el primero de los dos únicos edificios proyectados por él, en el barrio de Palermo. A pocos metros de la Av. Figueroa Alcorta, en una esquina privilegiada del borde de un sector del barrio proyectado por el Arq. Carlos Thays, se distingue esta vivienda unifamiliar construida cinco años antes que el Edificio Chrysler, que está en la esquina de enfrente, y el mismo año que su Palacio Barolo.
En lugar de copiar formas anteriores, se separa de la Academia y recrea modernismo tomando elementos del pasado clásico que los altera y experimenta hasta lograr nuevas formas.
Esta casa es un hito, plantado en la esquina del “Barrio Parque” para avisar sobre el principio y fin de un territorio. En verdad no es una casa redonda pero es tan fuerte el protagonismo formal de la torre que la organiza, que sólo recordamos la melodía sin prestarle atención al acompañamiento, que se subordina para exaltar a la verdadera protagonista de la esquina.
La torre de planta elíptica, que sobresale de la altura general del vecindario, funciona como eje vertical alrededor del cual gira, la techumbre de tejas que alcanza los once metros, con el vértigo que le imprime el ángulo cerrado de 30° que tiene la esquina. Para tomar esa curva, el edificio desmaterializa el muro con el propósito de exhibir la continuación de la torre por detrás de las galerías de las dos primeras plantas. El esfuerzo tectónico se expresa en la planta baja con pilares robustos y arcos de medio punto con una dovela central muy marcada. En el primer piso aparecen los balaustres rectos y columnas pareadas de diámetro menor, que sostienen un arquitrabe curvo, simulando no esforzarse por sostener una cubierta que vuela un metro sobre el el jardín del frente, pintando una sombra que marca un remate pensado para los dos primeros niveles.
La fachada se retira casi cinco metros de la línea oficial, al igual que sus vecinos, ampliando visualmente el espacio público. La piel es un revestimiento simil piedra que se abre parcialmente para exhibir paños del muro de mampostería, de ladrillos comunes con aparejo holandés, que corre por detrás.
La entrada por la ochava tiene el carácter ceremonial de un acceso al hogar-templo, siguiendo una bisectriz invisible. Abandonada la vereda y traspasada la verja perimetral, se participa de un generoso atrio semipúblico, desde el que arranca una escalinata de cuatro escalones de mármol blanco de Carrara que invita a penetrar suavemente a una galería curva, que oficia de nártex. Este espacio de transición semicubierto es sólo la antesala. Desde aquí debemos aún ascender otro escalón y atravesar una puerta de madera y cristales romboidales repartidos para encontrarnos en la base del volumen central que emerge como la torre organizadora del edificio que rodea un patio doméstico, escondido de la vida pública.
Por Eduardo Costa hay un acceso vehicular con una puerta peatonal de servicio. La línea oficial se materializa con un murete sobre el que se apoya una verja de hierro, a la que le han agregado unos listones de madera, entre los barrotes, para limitar las visuales al interior de la propiedad.

martes, 18 de mayo de 2021

DE EDIFICIO CHRYSLER A PALACIO ALCORTA


Avenida Figueroa Alcorta 3351
Arq. Mario Palanti 1928
Arqs. Manteola, Sánchez Gómez, Santos, Solsona, Salaberry 1994

El edificio original, fue proyectado en 1927 por el arquitecto italiano Mario Palanti para la Concesionaria “Resta”, que vendía automóviles Chrysler. Lo más interesante y curioso de aquel proyecto era que tenía una pista de pruebas de vehículos oval, debidamente peraltada, en su azotea, oculta a los peatones y que servía, al mismo tiempo, de cubierta. Esta idea tiene un antecedente en el edificio Lingotto de la fábrica Fiat en Turín (1923). El otro caso fue el de Imperia en Nessonvaux, cuya construcción coincidió en el tiempo con la nuestra (1928). Estas tres obras, construidas entre las dos guerras, fueron las únicas ejecutadas, en el mundo, con esa característica común y tan singular.
                En este proyecto tardío, previo a irse del País y volver a su tierra, Palanti renegó de sus ensayos eclécticos anteriores que lo caracterizaron dándole fama. Una fachada clásica, estudiada y ordenada fue la escenografía que utilizó para envolver todo el perímetro edificable de la manzana, conteniendo y escondiendo un edificio completo dedicado a la próspera industria automotriz. La producción del automovil empezó a exigir nuevas necesidades edilicias, proponiendo formas que el proyectista disimuló vergonzosamente por detrás de una apariencia que lució prestigiosa a los ojos del Buenos Aires de aquel entonces. El espacio funcional más característico y distintivo de la construcción, quedó lejos de las miradas desde la vía pública.
                Esta construcción industrial y comercial en su origen, que ocupa la totalidad de una manzana con forma de trapecio rectangular, devino, con el tiempo, en edificio de viviendas, con locales comerciales en la planta baja sobre la Av. Figueroa Alcorta. Albergó tambien otros usos, funcionando alternativamente como Registro Nacional de Armas, Museo del Automóvil y salón de exposiciones.
                 La ingeniosa transformación proyectada por el estudio MSGSSS, materializada en 1994, conservó el envase clásico cambiando el contenido. De la pista de pruebas sólo quedó una alusión a ella en la forma del techo que rodea un jardín central oval pero de diferente dimensión. La apertura de este espacio arrojó las viviendas a la periferia, agregando una fachada interior, que permite organizar el conjunto en dos bloques de viviendas. Las que se toman de la línea oficial del trapecio rectangular utilizando la fachada existente y las que conforman el anillo interior con la fachada que delimita el jardín central de 45 por 30. La transición entre los dos volúmenes lo hace un pasillo que absorbe las dos geometrías, con iluminación cenital que se acusa en la quinta fachada y sirve para acceder a las viviendas. En las esquinas se ubican las circulaciones verticales. La idea del partido se comprende fácilmente desde el aire.
                   La altura de cuatro niveles, le permite integrarse al barrio de ese lado de la avenida. El acceso vehicular al subsuelo, es por la calle San Martín de Tours y los peatonales son por las otras tres calles, en todos los casos por la mitad de la cuadra.
                    Los aventanamientos originales fueron retirados, dejando los vanos vacíos y al quedar los nuevos en segundo plano aumenta el contraste entre luces y sombras, adquiendo la fachada un efecto de mayor profundidad y dramatismo.
                    Un arquitrabe con una cornisa superior muy marcada, casi en la mitad de la altura, rodea todo el edificio sostenido por pilastras. Esta cornisa se interrumpe sobre cada uno de los cuatro accesos para dar lugar a un frontón con base partida que aloja en su tímpano la representación de una rueda que enmarca un óculo sobre un casco alado, flanqueada por sendos fascios.
                    Sobre el tercer nivel hay una cornisa menor con una sucesión contínua de ménsulas.
                    La fachada sobre la Av. Figueroa Alcorta se jerarquiza utilizando pilastras dóricas y sobre el frontón, como remate del portal de acceso, hay un cartel que dice Palacio Alcorta que otrora anunciaba Resta Hnos. Con pilastras pareadas planas a los costados que rematan en dos pares de "putti" en actitud de reposo. Como remate de este cuarto nivel se percibe la retícula de una pérgola que fue respetada y suaviza el encuentro con el cielo.

lunes, 12 de abril de 2021

INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO DE EDUCACIÓN INICIAL “SARA CHAMBERLAIN DE ECCLESTON” - LA MÁQUINA DE EDUCAR

Dorrego 3723

Arq. Adolfo Storni

1974

Sobre el boulevard de la Avenida Dorrego y compartiendo, con el Jardín de Infantes Mitre, una gran parcela verde, de 14.637 m2, surge, asomándose por detrás de los árboles, el Profesorado de Educación Inicial “Sara Chamberlain de Eccleston”, institución creada en 1939 en la antigua Quinta Unzué. Este edificio fue construido en 1974 por el Ministerio de Educación de la Nación, con la supervisión de la Dirección General de Arquitectura Escolar (DIGAE) para cumplir específicamente con la actividad que hoy continúa desarrollando.
Se trata de una arquitectura desprovista de ornamentos en la que nada es superfluo y nada se oculta o disimula, recurriendo a lo estrictamente utilitario. Cada elemento componente del edificio cumple su función y así lo expresa con contundencia y sin grandilocuencia. El discurso es tranquilo y de formas puras. La construcción se conforma por una caja de planta rectangular exenta, retirada seis metros de la línea oficial y con un acceso vidriado elevado unos cincuenta centímetros sobre el nivel de la vereda. La planta es el resultado de una rigurosa planificación, organizada dentro de una trama modular de 7,20 m por 7,20 m, que se manifiesta en todos los elementos componentes. Paradójicamente, esta aparente rigidez le da, al edificio, una gran libertad. La estructura sustentante, de hormigón armado, es abierta, favoreciendo la flexibilidad en el uso de los espacios y sus variaciones dimensionales. Esta concepción da permiso al edificio para acompañar, sin esfuerzos, los cambios pedagógicos que surgieran a través del tiempo, facilitando, también, los futuros posibles crecimientos.
Predominan, en el conjunto, las líneas horizontales, acentuadas por los vanos corridos que contienen a las carpinterías, con ventanas metálicas de proyección y banderola. Estos aventanamientos son muy adecuados para obtener una necesaria ventilación cruzada, el ingreso de la luz natural y la sensación, desde el interior, de formar parte del paisaje circundante. Esta experiencia de relación con el entorno no es sólo visual, dado que alumnos y profesores comparten el uso de los espacios exteriores.
Los muros, que son de simple cerramiento, muestran, en los espacios interiores, los elementos mampuestos que los componen, protegiéndose en el exterior con una piel de piezas cerámicas y en algunos casos con revoque. La estructura de hormigón armado, rítmicamente expresada, quedó a la vista en el interior, apoyándose en el solado de baldosas de escalla cerámica roja de 30 x 30, que se ocupan de dibujar, con trazos sutiles, la grilla sustentante de la modulación proyectual.
Desde el exterior es posible leer en todas sus fachadas la manifestación de su organización interior, confirmando el postulado de que la función hace al órgano.
La idea de partido en ambas plantas consiste en un pasillo organizador central, de cuatro metros de ancho, que recorre las plantas en coincidencia con su eje mayor y nutre a las aulas, distribuyéndolas entre la fachada noroccidental y el contrafrente que mira al sudeste.
Rodeado de una arboleda añosa que resguarda al terreno de los vientos predominantes, la construcción tiene una pisada rectangular de 55 metros, paralelos a la Avenida Dorrego, por 19 metros de ancho.