Un lugar para la reflexión, donde practicamos la fantasía de lanzar botellas al mar y pensar en voz alta.

viernes, 26 de junio de 2020

LA CASONA DEL SR. THAYS Y FAMILIA



Av. Santa Fe 3951
Jordán Czeslaw Wysocki
1881

El Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires fue inaugurado el 7 de septiembre de 1898. Entre sus atractivos se encuentra el invernáculo de treinta y cinco metros de largo por ocho de ancho, estilo art Nouveau, comprado a Francia y premiado en la Exposición Internacional de París de 1889. También goza de importancia la columna meteorológica donada por la comunidad austro-húngara con motivo del centenario de la Revolución de Mayo. Cuenta, además, con importantes obras escultóricas dentro de sus casi ocho hectáreas, que colaboran a crear este lugar apacible y placentero, increíblemente diseñado por el arquitecto y paisajista Carlos Thays, que vivió aquí con su familia, desde 1892 hasta 1898, como director de la Institución.
La casa que habitó es la que había sido proyectada, a pedido del presidente Sarmiento, por el Ingeniero militar de origen polaco nacionalizado argentino, Jordán Wysocki, durante el año 1881, para ser sede del Departamento Nacional de Agricultura. Fue restaurada en el año 2007, para que continuara funcionando allí, hasta hoy, la administración del Jardín Botánico, respetando el diseño original.
El edificio proyectado con sótano, planta baja y planta alta se inscribe dentro de una planta rectangular de diecinueve metros y medio por once metros y medio, con cuatro torres octogonales en sus ángulos. En una de ellas (la septentrional) se aloja una escalera helicoidal que, girando en sentido antihorario, va uniendo los diferentes niveles. Las dos torres del SO (fachada de la Av. Santa Fe) culminaban en sendas cúpulas, probablemente metálicas con aguja superior, según exhibe el plano original.
En la planta baja había seis amplias salas y en el piso alto, cuatro habitaciones comunicadas entre sí.
Salvo dos muros divisores interiores de treinta, el resto de la mampostería de ladrillos es portante, con cuarenta y cinco centímetros de espesor en la PB y treinta en la PA, permitiendo luces de apoyo, para el entrepiso, que no superan los cinco metros. La altura total del edificio es de doce metros con cincuenta centímetros.
La envolvente contínua, prolijamente ejecutada con un aparejo belga de ladrillos rojos con junta enrasada blanca, se desenvuelve en todo el perímetro creando relieves variados como cornisas, guardapolvos, óculos ciegos, barandas y hornacinas, sin cambiar de material en ningún caso.
Las aberturas contienen carpinterías de madera pintada y vidrio repartido, con dos hojas de abrir, en su mayoría con arco rebajado y algunas adinteladas.
Es posible suponer que la imagen que nos muestra este edificio sea el resultado de la formación castrense de Jordán Wysocki, sumada a su vasta experiencia en la construcción de infraestructura para los ferrocarriles.

martes, 16 de junio de 2020

EL MENSAJE SECRETO QUE ARTURO PRINS DEJÓ EN BERUTI 3837



Beruti 3837
Arq./Ing. Arturo Prins
1925

La verja del Jardín Botánico interrumpe la calle Beruti, con amable complicidad, para detener al viandante distraído que no hubiera escuchado el canto de esta magnífica casa de renta que, a escasos setenta metros de ella, juega un papel protagónico, destacándose del contexto con distinguida presencia.
Vale aquí parafrasear a Paul Valery cuando dice “hay edificios mudos, otros que hablan y unos, los más raros, que cantan”.
La puerta de entrada es de hierro con dos hojas de vidrio transparente y hierro cual encaje sugerente, invitando a espiar y penetrar. Por detrás de ella arranca un largo pasillo que conduce a los diez departamentos de vivienda de la planta baja y a las escaleras que por la izquierda conducen a los otros diez de la planta alta. En el recorrido se suceden escalones, puertas acristaladas de madera y patios a diestra y siniestra que permiten la iluminación y ventilación de cada uno de los departamentos. Todo esto dentro de un terreno, casi trapecial, que tiene cerca de veintiséis metros de ancho y una profundidad que supera los cincuenta metros.
Una fachada, con clara influencia del Barroco Eduardiano, sin caprichos, sino con una simetría rigurosa y una diferenciación expresiva de cada nivel, que anuncia la organización funcional interior.
La planta baja se apoya en un zócalo de piedra sedimentaria. Por encima balaustradas que coinciden con los balcones enrasados, almohadillados en todo el ancho, vanos con arcos de medio punto para todas las aberturas.
En la planta alta se desvanece el revoque para mostrar la verdad desnuda del muro de ladrillos de treinta, con junta tomada y aparejo holandés. Los balcones vuelan levemente, con modillones inferiores con volutas decididamente barrocas y barandas de hierro. Los vanos son adintelados con frontis alternadamente rectos y curvos.
Las puertas-ventana son de dos hojas de abrir de madera, pintadas de blanco, con cristales repartidos, banderolas y persianas metálicas.
La transición entre los almohadillados y la mampostería se resuelve con una ondulante sucesión de motivos vegetales dominados por mascarones con la cara de Heracles (Hércules), mirando hacia su izquierda, hasta siete veces, por debajo de los balcones y cubriendo parcialmente la dovela principal de los arcos de la planta baja. Es muy curiosa la elección de esta figura mítica, lo mismo que su actitud. ¿Qué habrá querido transmitirnos este proyectista uruguayo nacionalizado argentino? Porque todo lo que un arquitecto quiere decir lo escribe en sus obras, sólo hay que saber descifrarlas
El remate de la fachada se materializa con una cornisa contínua, que parece mantener levantado el telón para que sigamos disfrutando del espectáculo.

viernes, 12 de junio de 2020

DESDE EL CIELO, NUESTRA SEÑORA DE LORETO, PATRONA DE LA AVIACIÓN.



Av. Coronel Díaz 2222 Esq. Juncal
Arq. Oscar Benito Burelli
1993

A partir de los cambios litúrgicos establecidos por el Concilio Vaticano II (1962/1965) el espacio eclesiástico comenzó a pensarse de otra manera. La reunión de los fieles alrededor del altar alteró la organización tradicional del templo, observada durante siglos. Además, la planta cruciforme con el ábside mirando hacia oriente ya no era posible, hacía tiempo, dentro de la trama urbana y la tecnología permitió adaptarse a las nuevas necesidades funcionales.
Ésta es una de las últimas iglesias construidas como sede parroquial en la ciudad de Buenos Aires. Se ubica en un predio casi rectangular de 4.170 m2 que fue cedido, para esa finalidad, por la entonces municipalidad de la Ciudad, en la esquina meridional del predio que ocupaba la antigua cárcel y que hoy es la Plaza Las Heras, de casi 12 has.
El conjunto consta de varios edificios exentos, ordenados por una trama ortogonal dictada por los dos límites parcelarios posteriores. Entre ellos el templo sobresale por su ubicación central, por su elevación sobre el nivel de la vereda y, sobre todo, por una llamativa cubierta, de hormigón armado, de gran vigor expresivo. Todas las partes se perciben como un conjunto gracias tener un mismo lenguaje constructivo que se asemeja al de la escuela lindera, separada por un pasaje peatonal que terminó siendo el único acceso a la plaza desde Juncal: Ladrillo a la vista con junta enrasada y estructura de hormigón armado parcialmente mostrada.
La planta del templo se organiza dentro de un cuadrado de 28 metros de lado que, al faltarle un vértice, permite acceder desde la esquina. Un cuadrado igual, girado 45° y superpuesto al anterior, genera las sacristías, una capilla y la santería.
Las veredas de ambas calles se funden en un atrio que avanza hasta encontrar cinco escalones que elevan la terraza de acceso que precede al nártex. Una vez en el interior se vuelve a bajar. La diagonal del cuadrado generador, que une el acceso con el altar, hace las veces de eje de simetría que organiza la cubierta radial con vigas como nervios que convergen y van subiendo sobre el altar, para acentuar el dramatismo hacia el lugar de mayor importancia. Este efecto que se vive en el interior, también se expresa en el exterior.
El espacio interno es austero y con entradas de luz controladas. Los bancos de madera se organizan de acuerdo a la geometría de la planta. El altar se eleva sobre una tarima cuatro escalones por encima de un solado general sin pendiente.
En el amplio atrio, que se confunde con la vereda, se eleva, por encima de todo, una torre solitaria de hormigón visto, con cuatro patas que sostienen un volumen con una cruz calada en cada una de las cuatro caras y dos campanas al tope.


viernes, 5 de junio de 2020

LIBERTADOR Y LAFINUR O CÓMO DOBLAR LA ESQUINA


Av. Del Libertador 3080 esq. Lafinur
Sánchez, Lagos, de la Torre
1937

Ya habían terminado el Kavanagh y ya habían abandonado el pintoresquismo de su primera época, para incursionar de lleno en el movimiento moderno, manifestándose con vigor en esta esquina, con una inocultable influencia del expresionismo alemán. Los rehundidos de las terrazas, con su sombra, favorecen el avance a un primer plano de las cintas curvadas que le dan al conjunto una fuerza expresiva que los edificios circundantes sólo pueden acompañar. Los llenos y los vacíos de igual altura, refuerzan la dirección horizontal de las cintas que, con un hábil y amable giro de baile, señalan el encuentro entre las dos calles y expresan la manera en que el volumen edilicio rodea y conforma el patio interior. La gruesa línea contínua de los balcones se continúa como gruesa línea punteada gracias a la sucesión de las ventanas. El edificio, con vocación normativa, se plantó en esa esquina indicando cómo debería seguirse construyendo la manzana y sin embargo se quedó solo, anunciando los nuevos postulados: Planta baja libre con pilotes (los dos locales comerciales son un agregado posterior), cubierta horizontal, fachada independiente de la estructura, aventanamientos corridos, revoques blancos y lisos sin ornamentos.
Fue construido como edificio multifamiliar de viviendas para la renta. La planta baja era ocupada solamente por un hall de entrada vidriado conectado con el jardín interior, que permite acceder a los dos ascensores principales y a la escalera y el ascensor de servicio. Además, tiene cinco pisos iguales y dos subsuelos con cocheras y sala de máquinas con aire acondicionado central frío/calor. La planta tipo en forma de “L” y de unos 500 m2 totales, tiene dos departamentos, uno de 240 m2 y el otro de 180 m2 aproximadamente, con palier privado cada uno. La mayoría de los ambientes principales están ubicados sobre el perímetro exterior y los de servicio hacia el patio interior, permitiendo la ventilación cruzada.
Aprovechando su orientación hacia el norte y su ubicación frente al parque, con el objeto de atrapar el paisaje aumentando el asoleamiento y las vistas a los bosques de Palermo, los proyectistas redujeron la altura de los antepechos de las ventanas y las barandas de los balcones unificándolos en 68 cm, suplementándola con una barandilla náutica de tubo pintado para lograr la altura de 96 cm necesaria, como sutil dibujo que acompaña la forma de la fachada.
En síntesis, un edificio con todas las comodidades y los adelantos técnicos que proponía la vida moderna y con la austeridad formal característica del racionalismo que venía imponiéndose.