Un lugar para la reflexión, donde practicamos la fantasía de lanzar botellas al mar y pensar en voz alta.

domingo, 2 de agosto de 2020

EL PLANETARIO, UN MISTERIOSO PROYECTO EXTRATERRESTRE

Av. Sarmiento y Belisario Roldán

Arq.  Enrique Jan

1966

El 20 de junio de 1867 sonó el silbato, en la sede del Buenos Aires Cricket Club, dando asi por iniciado el primer partido de fútbol (“Association Football” en aquellos tiempos) que se jugaba en la Argentina. Curiosamente, en ese mismo predio, cien años después (13 de junio de 1967) comenzaba la primera función del primer planetario construido en el país, sin saberse que la noche del 26 de abril de 1997 vendría Ray Bradbury allí a cenar.

En la Plaza Benjamín Apthorp Gould, allí donde confluyen la Avenida General Sarmiento (ex De las Palmeras) y Belisario Roldán, dentro del Parque Tres de Febrero, en el barrio de Palermo, se construyó el Planetario Galileo Galilei, con la finalidad de promulgar la divulgación de la ciencia astronómica a través de espectáculos didácticos.

Su lectura tiene distintos niveles de comprensión, como sucede con toda obra bien lograda. Es una construcción compleja, muy elaborada, con un gran poder de síntesis, capaz de activar la fantasía y con una relación muy contrastante con el entorno. Cualquiera que se plante ante ella no necesita un cartel que le explique de qué se trata. La forma incluye el texto y el mensaje es claro. Se entiende que lo que allí adentro sucede no tiene que ver con la tierra sino con el cielo. Nos hace creer, además, que no hay esfuerzos ni anclajes. Simula que está de paso, descansando momentáneamente, apoyada con levedad antes de continuar el viaje. La estructura sustentante visible es un casquete esférico triangular de hormigón armado martelinado, cuyas tres patas simulan menor espesor gracias a un artilugio con el que se manejó el encofrado. Para reforzar esa idea, el terreno se hunde por debajo y contiene un espejo de agua hexagonal de 47m de diámetro.

El edificio consta de cinco niveles, con cinco escaleras perimetrales y una central helicoidal, que se eleva, en sentido antihorario, rodeando un ascensor hidráulico, que circula dentro de un cilindro de cristal. El nivel superior contiene la sala de proyecciones, espacio que le da sentido al edificio y se conforma como una sala circular de 20 metros de diámetro, cubierta por una cúpula semiesférica que se expresa en el exterior sin ocultar su función, con otra cúpula separada de la anterior, creando un espacio técnico. La cúpula interior es de placas perforadas de aluminio pintado de blanco y sirve de pantalla. La exterior, con tambor disimulado, es una lámina de hormigón armado de 23 m de diámetro y 8cm de espesor, revestida con placas premoldeadas, que se exhiben como una grilla enrejadas superficial.

En el mismo nivel, sobresale un anillo perimetral, totalmente vidriado al exterior, que funciona como pasillo distribuidor, permitiendo acceder a la sala de proyecciones atravesando seis puertas equidistantes.

La única entrada es a través de un puente que hace las veces de introito al viaje que iniciará el visitante que deja atrás lo conocido. El primer piso es un área de exposición de planta triangular.

Hay dos subsuelos que contienen una biblioteca especializada, oficinas administrativas, sanitarios, un depósito, la sala de máquinas y el departamento de producción audiovisual.

Se utilizó para el proyecto una trama modular triangular de 60cm de lado que sirvió para ordenar todas las partes del edificio.

Con gran libertad expresiva, el enigmático Arq. Enrique Jan proyectó un edificio único, sin antecedentes en el país, casi al mismo tiempo en que el Arq. Eero Sarinen terminaba la terminal aérea TWA en Nueva York. El enigma radica en que lo único que se sabe de este profesional es que trabajaba en la Municipalidad de Buenos Aires y no se le conoce ninguna otra obra.