Dorrego 3723
Arq. Adolfo Storni
1974
Sobre
el boulevard de la Avenida Dorrego y compartiendo, con el Jardín de
Infantes Mitre, una gran parcela verde, de 14.637 m2,
surge, asomándose por detrás de los árboles, el Profesorado de
Educación Inicial “Sara Chamberlain de Eccleston”, institución
creada en 1939 en la antigua Quinta Unzué. Este edificio fue
construido en 1974 por el Ministerio de Educación de la Nación, con
la supervisión de la Dirección General de Arquitectura Escolar
(DIGAE) para cumplir específicamente con la actividad que hoy
continúa desarrollando.
Se
trata de una arquitectura desprovista de ornamentos en la que nada es
superfluo y nada se oculta o disimula, recurriendo a lo estrictamente
utilitario. Cada elemento componente del edificio cumple su función
y así lo expresa con contundencia y sin grandilocuencia. El discurso
es tranquilo y de formas puras. La construcción se conforma por una
caja de planta rectangular exenta, retirada seis metros de la línea
oficial y con un acceso vidriado elevado unos cincuenta centímetros
sobre el nivel de la vereda. La planta es el resultado de una
rigurosa planificación, organizada dentro de una trama modular de
7,20 m por 7,20 m, que se manifiesta en todos los elementos
componentes. Paradójicamente, esta aparente rigidez le da, al
edificio, una gran libertad. La estructura sustentante, de hormigón
armado, es abierta, favoreciendo la flexibilidad en el uso de los
espacios y sus variaciones dimensionales. Esta concepción da permiso
al edificio para acompañar, sin esfuerzos, los cambios pedagógicos
que surgieran a través del tiempo, facilitando, también, los
futuros posibles crecimientos.
Predominan,
en el conjunto, las líneas horizontales, acentuadas por los vanos
corridos que contienen a las carpinterías, con ventanas metálicas
de proyección y banderola. Estos aventanamientos son muy adecuados
para obtener una necesaria ventilación cruzada, el ingreso de la
luz natural y la sensación, desde el interior, de formar parte del
paisaje circundante. Esta experiencia de relación con el entorno no
es sólo visual, dado que alumnos y profesores comparten el uso de
los espacios exteriores.
Los
muros, que son de simple cerramiento, muestran, en los espacios
interiores, los elementos mampuestos que los componen, protegiéndose
en el exterior con una piel de piezas cerámicas y en algunos casos
con revoque. La estructura de hormigón armado, rítmicamente
expresada, quedó a la vista en el interior, apoyándose en el solado
de baldosas de escalla cerámica roja de 30 x 30, que se ocupan de
dibujar, con trazos sutiles, la grilla sustentante de la modulación
proyectual.
Desde
el exterior es posible leer en todas sus fachadas la manifestación
de su organización interior, confirmando el postulado de que la
función hace al órgano.
La
idea de partido en ambas plantas consiste en un pasillo organizador
central, de cuatro metros de ancho, que recorre las plantas en
coincidencia con su eje mayor y nutre a las aulas, distribuyéndolas
entre la fachada noroccidental y el contrafrente que mira al sudeste.
Rodeado
de una arboleda añosa que resguarda al terreno de los vientos
predominantes, la construcción tiene una pisada rectangular de 55
metros, paralelos a la Avenida Dorrego, por 19 metros de ancho.