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domingo, 24 de octubre de 2010

CURRICULUM OCULTO


“Nosotros le damos forma a los edificios
 y luego estos nos forman a nosotros.”
 Winston Churchill

La acepción oficial, dentro del ámbito educativo, es que el curriculum es el conjunto de conocimientos organizados en materias que el alumno deberá promover dentro de un ciclo nivel o modalidad de enseñanza. Se presenta como un programa de contenidos y actividades planificadas y orientadas metodológicamente. Puede pensarse como un diseño a partir de un conjunto de decisiones que se toman para que una institución cumpla con su misión. Quiere decir que esta concepción implica un propósito de política educativa, algo que va más allá de los contenidos, estrategias, procedimientos, fundamentos, etc. que componen cada espacio de la formación, ya sea de grado o posgrado. Algunos especialistas hablan de curriculum oculto para referirse a lo que las instituciones hacen pero no dicen o a lo que los docentes no cuentan que hacen.
El entorno escolar jamás es neutro. El edificio escolar influye en la conducta de los usuarios de diversas maneras. Esto sucede independientemente de la conciencia que tengan de ello alumnos y maestros. El edificio responde a las propuestas educativas de la época. Cada época utilizó las escuelas para la transformación (dar forma) de una sociedad en pleno cambio o para afianzar lo que se desea conservar. Sus edificios expresan con toda claridad su pensamiento. Las fachadas son escenografías publicitarias, estructuras sustentantes de ideologías. La organización interior y la conformación de todos sus espacios completan el mensaje. El concepto del espacio escolar se fue modificando a través del tiempo, siempre dando respuesta a las necesidades pedagógicas de una determinada comunidad, en cada momento histórico. Este acompañamiento es el soporte de una metodología educativa. La caja (edificio) responde al contenido (lo que se enseña). La gramática de este curriculum oculto es muy especial y responde al lenguaje del arquitecto En la arquitectura la gramática es diferente a la oral y escrita. Las palabras son reemplazadas por las líneas, los puntos, los planos, los volúmenes, los colores, las texturas, las luces, los brillos, las sombras, las temperaturas, los sonidos, los silencios, los olores. La sintaxis (el orden en el texto) está dado por las proporciones, las subordinaciones, las formas, los ángulos, las evocaciones, las alegorías, los remates, los ritmos, las concordancias, las ausencias, los límites, los espacios abiertos o cerrados, la técnica. El edificio terminado es un discurso cuyo lenguaje puede ser claro, confuso, contradictorio, susurrado, gritado o cantado, de acuerdo al uso de la gramática que tenga el proyectista, a su riqueza de vocabulario, capacidad creadora y entrenamiento.
Sabiendo cuál es el lenguaje del edificio escolar, corresponde analizar ahora la manera en que se relaciona éste con el usuario, la pareja educativa (educador y educando). De qué manera le sugiere, impone, ordena, estimula, acompaña, respeta o agrede. (Estoy hablando de un edificio que cumple con la misión de transmitir cultura). Pero haga lo que haga el usuario, el edificio de todas maneras lo transforma. ¿Lo transforma, al alumno, igual que el discurso del maestro?. No, de distinta manera e intensidad. En este sentido el edificio escolar tiene algunas ventajas sobre el maestro. Los argumentos más fuertes son los representados con la gramática arquitectónica ya descripta. Estos son absorbidos por el usuario sin interponerle barreras. Se debe recordar que al apelar la arquitectura a un lenguaje más antiguo que la escritura, recurre a elementos más sutiles, primitivos y contundentes de percepción. No puede haber análisis y crítica, por parte del usuario, porque las represiones están distraídas con los discursos conscientes e intelectuales, dejándose penetrar, entonces, por los inconscientes. El edificio parece una caja neutra e inocente y entonces pocos pueden reparar en la “peligrosidad” del “caballo de Troya” que cumple con su escondido propósito durante el descanso de la conciencia. Desconociendo la existencia de este mensaje y no pudiéndolo descifrar y hacerlo consciente, es imposible utilizarlo, modificarlo u oponerse y entonces la penetración es inevitable. El espacio escolar que aparentemente solo parecía ofrecer un escenario aséptico e inocuo para la labor docente, desencadena consecuencias que no estaban previstas y entonces interviene activamente, además del curriculum explícito, esto que se viene a llamar el curriculum oculto.

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