Ugarteche
3370
Ing.
Antonio Ubaldo Vilar
1926/1928
Éste es un
edificio de vivienda colectiva para la renta construido en un período en que los
departamentos eran requeridos por una clase media que se encontraba en decidida
expansión, mientras el aumento del valor de los terrenos colaboraba en el impulso
que tuvo la proliferación de estos departamentos y las elites porteñas miraban
las nuevas expresiones del arte en general y de la arquitectura en particular
como una manera de acceder a la modernidad.
Vilar, venido de la Plata, se estableció en Buenos Aires y construyó
para sí mismo este edificio en la calle Ugarteche, casi Libertador, donde ocupó
los dos últimos pisos para ser utilizados como su vivienda y su estudio.
Cuando Le Corbusier llegó a Buenos Aires en 1929, visitó la casa-estudio
de Vilar y desde la terraza descubrió el Río de la Plata, cuya vista inspiraría
todos sus proyectos porteños. (El edificio que actualmente ocupa la esquina
de Libertador no existía y en su lugar había una casa que permitía la visión
del Río). En “Précisions”, Le Corbusier, menciona a Ugarteche
3370 como al “pequeño rascacielos”.
El primer desafío del proyectista fue poder desarrollar un programa de
vivienda multifamiliar dentro de un terreno muy angosto (8,50metros) y con una
profundidad de casi diecinueve metros. Utilizó toda la superficie de la parcela,
teniendo que recurrir a dos patios de aire-luz y una planta tipo con espacios
integrables con flexibilidad de uso. Las áreas de servicio fueron ubicadas en
el contrafrente, con circulación y acceso diferenciado. El dormitorio
principal, al frente, se integra y separa de la sala mediante puertas
corredizas embutidas y tiene una “cama camera Murphy”, según descripción de la
época. Este ambiente tiene una “bow-window” al frente que le permite, más que
atrapar la luz aumentando la superficie vidriada, como hacen los ingleses,
favorecer las visuales al Parque y al Río, dando una mayor sensación de
amplitud interior y aumentando realmente la superficie volando sobre el espacio
público.
La fachada inicia su discurso de manera clásica: Basamento, fuste y
remate. Un revestimiento de travertino y la no alineación de las aberturas de
la PB con el resto, resaltan y distinguen este nivel.
La estrechez del terreno no le permitió al autor el uso de ventanas
apaisadas y corridas, como ya venía utilizando en otras obras. Apela al pliegue
facetado que proponen las ventanas-arco, remitiendo al Art Decó, rompiendo la
simetría y exagerando la verticalidad, en un frente despojado de ornamentos,
como resultado de un cambio en la sensibilidad estética de una postguerra anti academicista.
Sótano, planta baja y terraza con servicios comunes, aspectos
funcionales de la modernidad, más ocho plantas iguales con un departamento por
piso, salvo el noveno que es diferente.
La pérgola de la terraza favorece la transición contrastante entre el
volumen compacto del edificio y la inmaterialidad del cielo.
Esta obra es un punto de inflexión para Vilar que va a abandonar
experiencias anteriores, para entrar decididamente en el movimiento moderno con
un lenguaje maduro.