Un lugar para la reflexión, donde practicamos la fantasía de lanzar botellas al mar y pensar en voz alta.

martes, 16 de junio de 2020

EL MENSAJE SECRETO QUE ARTURO PRINS DEJÓ EN BERUTI 3837



Beruti 3837
Arq./Ing. Arturo Prins
1925

La verja del Jardín Botánico interrumpe la calle Beruti, con amable complicidad, para detener al viandante distraído que no hubiera escuchado el canto de esta magnífica casa de renta que, a escasos setenta metros de ella, juega un papel protagónico, destacándose del contexto con distinguida presencia.
Vale aquí parafrasear a Paul Valery cuando dice “hay edificios mudos, otros que hablan y unos, los más raros, que cantan”.
La puerta de entrada es de hierro con dos hojas de vidrio transparente y hierro cual encaje sugerente, invitando a espiar y penetrar. Por detrás de ella arranca un largo pasillo que conduce a los diez departamentos de vivienda de la planta baja y a las escaleras que por la izquierda conducen a los otros diez de la planta alta. En el recorrido se suceden escalones, puertas acristaladas de madera y patios a diestra y siniestra que permiten la iluminación y ventilación de cada uno de los departamentos. Todo esto dentro de un terreno, casi trapecial, que tiene cerca de veintiséis metros de ancho y una profundidad que supera los cincuenta metros.
Una fachada, con clara influencia del Barroco Eduardiano, sin caprichos, sino con una simetría rigurosa y una diferenciación expresiva de cada nivel, que anuncia la organización funcional interior.
La planta baja se apoya en un zócalo de piedra sedimentaria. Por encima balaustradas que coinciden con los balcones enrasados, almohadillados en todo el ancho, vanos con arcos de medio punto para todas las aberturas.
En la planta alta se desvanece el revoque para mostrar la verdad desnuda del muro de ladrillos de treinta, con junta tomada y aparejo holandés. Los balcones vuelan levemente, con modillones inferiores con volutas decididamente barrocas y barandas de hierro. Los vanos son adintelados con frontis alternadamente rectos y curvos.
Las puertas-ventana son de dos hojas de abrir de madera, pintadas de blanco, con cristales repartidos, banderolas y persianas metálicas.
La transición entre los almohadillados y la mampostería se resuelve con una ondulante sucesión de motivos vegetales dominados por mascarones con la cara de Heracles (Hércules), mirando hacia su izquierda, hasta siete veces, por debajo de los balcones y cubriendo parcialmente la dovela principal de los arcos de la planta baja. Es muy curiosa la elección de esta figura mítica, lo mismo que su actitud. ¿Qué habrá querido transmitirnos este proyectista uruguayo nacionalizado argentino? Porque todo lo que un arquitecto quiere decir lo escribe en sus obras, sólo hay que saber descifrarlas
El remate de la fachada se materializa con una cornisa contínua, que parece mantener levantado el telón para que sigamos disfrutando del espectáculo.

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